granada.
¿Paulina Rubio? ¿Jennifer López? En Granada hay
una artista que canta y baila como pocas. Se llama
Rosa López y actúa como una sex symbol sin
pretender serlo. Ella da la talla en su voz;
siempre. Ayer presentó ante un Palacio de los
Congresos abarrotado su último trabajo, Me
siento viva, respaldada por un imponente y
excepcional grupo de músicos. Música en clave
pop dance con resquicios para su alma de
blues, su corazón negro, como en el popurrí Dona
Summer que interpretó mediado el concierto. Ya no
vende un millón de copias de sus discos como
cuando salió de la academia de Operación
Triunfo. Ahora, sus fans no buscan a la
artista de moda, a la granadina simpática y
entrada en kilos que enterneció a España entera.
Buscan a una cantante, nada más. Quieren escuchar
su música. Y en ese terreno, la voz de Rosa es de
las mejores del panorama musical.
Comenzó su actuación ante sus paisanos con el
tema Etymon. "La noche cae, no encuentro
con quién calmar el fuego de mi infierno, soy un
volcán, mi piel se excita y pienso en ti...",
cantó Rosa provocativa. Con todo, lo que provocó
en verdad fue la primera gran ovación de la noche.
Y como pasó en el pasado concierto con la Big Band
de Granada, los aplausos eran de simple admiración
ante una voz portentosa. Una voz cercana, tan
próxima como el Polígono de Almanjáyar o la casita
de Armilla en la que se crió.
Prosiguió su actuación con Miles de
estrellas, "otra vez sola y triste sin tu
amor", y con Upside down, de su admirada
Dona Summer, canción con la que retrocedió hasta
los años ochenta. En esta parte, Rosa no cantó;
rugió. Casi se transformó en una fiera... del
escenario, nada que ver con la imagen dulce y
espontánea que ofrece en su vida cotidiana.
No oculta su acento granadino, pero canta en
inglés como si fuera la sobrina preferida de la
mismísima Dona Summer. La siguiente canción,
Sin miedo a caer, dio paso a Sólo queda
tiempo para amarte, Más allá y La
parte que no quiero compartir. Después llegó
Las calles de Granada, la canción que le
compuso José Luis Perales para su primer disco.
"Gitano no me llores, que algún días volverás a
pasear las calles de Granada; te embriagarás de
albahaca y azahar, perdido en los jardines de la
Alhambra". El tema lo cantó en el concierto que
ofreció en el mismo escenario dentro del programa
en el que se hizo famosa, Operación
Triunfo. Pero era otra Rosa, igual pero
radicalmente diferente.
Después vinieron éxitos seguros, como la
'marchosa' Don't stop the music baby o
Europe's living a celebration, la
archiconocida canción con la que Rosa se presentó
a Eurovisión. Desde entonces, muchas cosas han
cambiado, y la cenicienta se convirtió en
princesa. Lo resumió en la canción Nada más en
mi corazón en la recta final. "Soy la
cenicienta bajo la tormenta, me despido con un
adiós mientras las manos tiemblan".